
8M: Conmemorando la lucha a diario
Marzo va a terminar. Y se lleva con él no solo las espectaculares lluvias torrenciales que nos ha traído, sino un evento marcado hace decenios como reivindicatorio para las mujeres. Esta fecha, que inaugura el mes, ha quedado atrás hace varias semanas. Pero me parece necesario que, a pesar del tiempo transcurrido, hablemos de ella. Más allá de ser un mero capricho, me ha parecido que es una bella metáfora sobre el origen del 8 de marzo y lo que en esencia significa.
1911, veinticinco de marzo. Las puertas de una fábrica que ocupa el 8vo, 9no y 10mo piso se incendia. Las puertas están cerradas, y dentro hay 134 trabajadores atrapados. 129 de ellos son mujeres. Un año antes, en noviembre 23 se promulgó una huelga, el “levantamiento de las 20.000”. El número no es una hipérbole, de hecho se lanzaron a las calles miles de mujeres en la ciudad de New York. La detuvieron por 11 semanas. Se repite en Lawrence durante 1912. Le acaban de bajar el sueldo sin aviso a 200 mujeres polacas, e indignadas paran la producción para clamar por “Pan y Rosas”.
Marzo 8, presente. A lo largo de más de 100 años se han alzado muchas voces, y poco a poco, han ido retumbando. Muchos argumentan que ya se ha logrado el cometido, no hay más igualdad por la que luchar. Ya la hemos obtenido. Pero miro a mi alrededor y puedo escuchar las voces de mis amigas, que no se sienten seguras andando por la calle. Compañeras de trabajo, preocupadas por su permiso de lactancia, preguntándose si este no se convertirá en despido. Mujeres, en puestos de responsabilidad, a las que no les pagan igual que a sus contrapartes masculinos.
Es innegable que las plataformas han cambiado, y es parte de la nueva ola acoger enteramente la retórica de que las mujeres ocupen un lugar más proactivo en la sociedad. Este 2021, post pandemia estuvo abarrotado de instituciones y marcas formando líneas en pos de la causa. Esto era impensable hace menos de 50 años, y a pesar de que aún existen incrédulos que ponen en duda el rol positivo que la publicidad comercial puede tener, no hay que negar la responsabilidad que estas tienen en fomentar una perspectiva de género más inclusiva.
Solo nos queda observar, a lado de los aliados de nuestro tiempo, como las voces de nuestros antepasados continúan haciendo eco. Como las mujeres de marzo de 1910, aún están presentes y las honramos con nuestras vidas. Es gracias a ellas que tenemos lo que tenemos, y es gracias a nosotras que nuestras sucesoras tendrán un lugar más seguro y equitativo en este mundo que empezó a escuchar, y a actuar.
Arantxa M.