El 24 de mayo se cumplió el primer año de Guillermo Lasso como presidente de la República y viendo la balanza se puede decir que le queda debiendo en su gestión para los ecuatorianos. El señor Lasso argumenta que este primer año ha sido para “poner la casa en orden”. Casa que, en lo que va del año, lleva 1.241 muertes violentas, y el 66% de estas se concentran en Guayas, Esmeraldas y Manabí, de acuerdo con datos de la Dinased.
Por otro lado, recordando sus promesas del “Ecuador del encuentro”, su gabinete ministerial está muy lejos de llegar a la equidad de género. El crimen organizado y el ordinario sigue creciendo; la ciudadanía clama por más seguridad y se percibe en las calles el miedo de las personas. Además, la falta de insumos médicos en los hospitales es notoria. Según reportes ciudadanos, si quieren que los atiendan, ellos mismos deben llevar los insumos comprados en farmacias privadas. De igual forma, los indicadores de malnutrición infantil no ven mejora.
Otra cosa destacable es que, desde sus primeros días como presidente, hubo una evidente ruptura con la Asamblea Nacional. Entre romper su palabra y encontronazos, el señor Lasso se chocó con un legislativo que se mostraba reticente a pasar sus proyectos de ley. No obstante, consiguió subir el impuesto a la renta, cambiando las reglas del juego, los deducibles y la base imponible. Todo lo contrario a lo propuesto en campaña.
Pero bueno, no todo ha sido malo. En sus primeros 100 días logró que se inoculen 9 millones de ecuatorianos y hoy el 86,5% de la población ha accedido al plan de vacunación contra el virus de Covid-19, siendo 79,7% vacunados completamente, 34,7% con el 1er refuerzo y 1.5% su segundo refuerzo. El nivel de gestión para haber cumplido con esta meta fue destacable y llenó de esperanzas a la ciudadanía ecuatoriana. Es verdad que este es un pilar fundamental para una correcta reactivación económica. Sin embargo, esto solo fue una de sus promesas de campaña y el resto sigue en el aire. Se lo percibe blindado por su equipo de comunicación, evitando tocar temas como el problema de las cárceles o de la inseguridad. Esperemos en este nuevo año de gestión, por el bien del país, pueda cumplir con las maravillas que prometió.