El gobierno chino ha condenado la reunión entre representantes de Taiwán y Estados Unidos, calificándola de una «grave provocación» y de una «intromisión en los asuntos internos de China».
La reunión tuvo lugar en Washington, donde la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, se reunió con el Presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, Kevin McCarthy.
Según informes de prensa, la reunión se centró en la cooperación en cuestiones de seguridad regional y en la promoción de la democracia en Taiwán.
China ha reaccionado con indignación ante la reunión, y ha instado a Estados Unidos a no seguir «juegando con fuego» en lo que se refiere a la cuestión de Taiwán.
Para China, Taiwán es una provincia rebelde que debe ser reunificada con el territorio chino, mientras que para Taiwán, es un país independiente con su propio gobierno y sistema político.
En este sentido, la reunión entre representantes de Taiwán y Estados Unidos ha sido vista por China como una violación de su soberanía y como una amenaza a la estabilidad regional.
En definitiva, la reunión entre representantes de Taiwán y Estados Unidos ha sido condenada por China, que la considera una grave provocación e intromisión en sus asuntos internos. La cuestión de Taiwán sigue siendo un tema delicado en las relaciones internacionales y en la estabilidad regional.