Daniel Noboa Azín, el presidente más joven de la historia de Ecuador, asumió el poder en 2023 con la promesa de renovación y modernización del país. Sin embargo, su mandato ha estado plagado de crisis que han resaltado sus debilidades como líder político. Heredero de una de las fortunas más grandes de Ecuador, su carrera meteórica ha generado tanto entusiasmo como escepticismo. A continuación, se presentan los puntos más críticos y negativos de su gestión.
Un legado empresarial que pesa más que su carrera política
Noboa proviene de una de las familias más poderosas de Ecuador. Su padre, Álvaro Noboa, intentó en cinco ocasiones llegar a la presidencia sin éxito, y esta sombra lo ha acompañado durante su propio ascenso. Aunque ha intentado distanciarse de la imagen de plutócrata de su padre, el peso de sus vínculos empresariales sigue siendo un punto débil. Muchos de los miembros de su gabinete provienen de su círculo cercano y familiar, lo que ha generado preocupaciones sobre conflictos de interés y la influencia de los negocios familiares en las decisiones de su gobierno.
A pesar de su educación en prestigiosas universidades como Harvard y New York University, su poca experiencia en cargos públicos ha sido evidente. Su breve tiempo como asambleísta antes de llegar a la presidencia no lo preparó para enfrentar las graves crisis que enfrenta el país, especialmente en seguridad y energía.
Un manejo deficiente de la crisis energética
Uno de los mayores fracasos de su gobierno ha sido la crisis energética. A pesar de prometer soluciones rápidas, Noboa no ha podido implementar medidas estructurales para mitigar los apagones que han afectado a millones de ecuatorianos. El déficit de energía y la falta de planificación han dejado al país en una situación crítica. A medida que los cortes de luz aumentan, su incapacidad para abordar este problema ha generado descontento tanto entre la población como entre los empresarios, que ven afectados sus negocios.
La promesa de Noboa de mejorar la infraestructura energética se ha quedado corta, y su falta de acciones decisivas ha profundizado la crisis. Ecuador continúa dependiendo de energía importada, y los costos para la población se han disparado sin que haya una solución visible en el horizonte.
La creciente inseguridad, otro punto crítico
La inseguridad en Ecuador sigue siendo uno de los problemas más graves. A pesar de las promesas de Noboa de combatir el crimen organizado y mejorar la seguridad en las ciudades, los índices de violencia han aumentado drásticamente. En 2024, la tasa de homicidios alcanzó 25 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas en América Latina.
La falta de una estrategia clara para combatir el narcotráfico y las bandas criminales ha permitido que la violencia siga escalando en ciudades clave como Guayaquil y Manta. Las políticas de seguridad de Noboa han sido criticadas por ser reactivas y poco efectivas, lo que ha contribuido a la percepción de que su gobierno es incapaz de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Errores diplomáticos que han costado caro
A nivel internacional, la gestión de Noboa también ha dejado mucho que desear. Sus errores diplomáticos, como las tensiones con México y Rusia, han afectado negativamente las relaciones exteriores y la economía del país. La ruptura con México, tras la intervención en su embajada, y las sanciones de Rusia a las exportaciones ecuatorianas de banano y flores, han tenido un impacto significativo en sectores clave de la economía ecuatoriana.
Estos errores reflejan su falta de experiencia en política internacional y su incapacidad para manejar situaciones delicadas, lo que ha debilitado la posición de Ecuador en el escenario global.
Promesas incumplidas y falta de liderazgo
Daniel Noboa llegó a la presidencia con grandes promesas de cambio, pero su gestión hasta ahora ha demostrado más debilidades que fortalezas. Su falta de experiencia, combinada con una mala gestión de las crisis internas y externas, ha generado dudas sobre su capacidad para liderar al país en momentos de gran incertidumbre. A pesar de su juventud y formación académica, su mandato ha estado marcado por promesas incumplidas y errores críticos que siguen afectando la vida de millones de ecuatorianos.