Si algo evidenció la pandemia es el abandono de la salud pública en Ecuador. La llegada del coronavirus desnudó la falta de implementos y personas en los hospitales, al mismo tiempo que desnudó la corrupción que hay dentro de ellos.
Ese abandono se ha agravado aún más. Pese a la iniciativa del Gobierno de entregar a los pacientes los medicamentos en farmacias privadas, los problemas de desabastecimiento persisten. Afueras de los hospitales son comunes las quejas por falta de sueros o vías.
Lo mismo ocurre en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). El pasado martes 17 de enero, pacientes del Teodoro Maldonado Carbo que debían someterse a diálisis no pudieron hacerlo por falta de filtros.
Los pacientes que sufren de insuficiencia renal y se realizan las diálisis en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo, del IESS, denunciaron la total falta de los filtros que se requieren para la realización del proceso de desintoxicación de su sangre.
Los detalles ⬇️
— Diario Expreso (@Expresoec) January 17, 2023
Así, Solca se queja de que el Estado no le paga por cubrir tratamientos de cáncer de pacientes del IESS o del Ministerio de Salud Pública. Las clínicas de diálisis privadas también han sufrido atrasos en pagos. Y todo ello repercute en la atención que reciben los pacientes.
Y ni hablar de salud mental, que incluya el tratamiento de las adicciones. Eso, por parte del Estado ecuatoriano, sencillamente no existe lo que ocasiona que personas de escasos recursos no puedan atenderse estos males, agravados con la pandemia.
Es por ello que los ciudadanos demandan también salud a los gobiernos locales, pese que este es un asunto bajo la responsabilidad del Gobierno Central.
En Guayaquil, la acción municipal ha sido clave para enfrentar el abandono de la salud pública por parte del Ejecutivo. En plena pandemia, la Alcaldía abrió el hospital Bicentenario e instaló otro de emergencia en el Centro de Convenciones, al mismo tiempo que contrataba mil médicos, entre doctores y enfermeras.
Ese personal fue crucial para reducir los contagios de Covid-19 en la ciudad. El contingente salió al territorio a buscar enfermos para tratarlos antes de que se agraven. Por ello, aunque Guayaquil soportó nuevas olas de coronavirus, ninguna volvió a ser tan grave como la primera.
Ahora ese mismo contingente se mantiene para enfrentar las enfermedades comunes de los guayaquileños, como diabetes o hipertensión. Existe una red hospitalaria municipal conformada por el Bicentenario, hospitales del día, clínicas móviles y brigadas médicas que son el único soporte del enfermo de escasos recursos.
A eso se suma que el Municipio incursionó en la salud mental con una unidad especializada y la construcción de centros de desintoxicación, incluido uno exclusivo para mujeres. Toda una novedad porque la desigualdad de género también se sufre en la atención médica que reciben ellas.
Se vuelve urgente institucionalizar estos nuevos servicios y que los candidatos se comprometan a mantenerlos, independientemente del resultado electoral. Guayaquil lo necesita.